lunes, 14 de mayo de 2018

Balance del Programa de Teatro de adultos en primavera


Epidauro teatro de Alicante. "Una niebla de cenizas"


Epidauro vino y actuó. Interpretó con gran maestría y saber hacer un texto de mérito, escrito con buen oficio. La intriga de la trama, que no cesa en ningún momento, se circunscribe al núcleo de los cuatro personajes creando continuas y nuevas dimensiones en la descripción psicológica e identidad dramática de cada uno de ellos. Con esto mantienen al espectador absorto en el discurrir de las nuevas apariencias que van adquiriendo los caracteres y consiguen sorprender una y otra vez con un ritmo creciente hasta el instante final.



Si a esto se añade que la creación de esta “Una niebla de cenizas” desde el texto, hasta la puesta en escena, el montaje, la autodirección, la escenografía, el vestuario, queda toda ella comprendida y ejecutada por la evidente estrecha colaboración de los componentes y actores de la compañía, tenemos entonces ese tipo de teatro que es el que nos gusta: veraz, minimalista, personalizado, esencial, sin uso de artificios cosméticos y superficiales, sin vestigio manipulador de producción en cadena por largo equipo de especialistas para saciar el gusto de las masas.





























Así pues disfrutamos como adultos ante el ingenio desplegado por este teatro esencial que invita a apreciar valores eternos del drama: los matices exactos de las voces, el valor del sostenido ritmo escénico en el sucederse del argumento, la calidad y calidez de cada parte en su avance hacia el inevitable aplauso final.


Si, finalmente, encontramos en los cuatro intérpretes y creadores la soltura y la sencillez en su trato fuera ya de la escena, lo que nos queda por hacer es quitarnos el sombrero y agradecer su visita a nuestra modesta Sala Abba Teatro. Gracias maestros.
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Andanza teatro de Almería. "¿Jugamos?"



Ofrecieron un camino innovador para el teatro actual. Primero vistieron al público con su propuesta de vivos colores. Se sucedieron unos cuadros, unas plásticas pinceladas, como en una exposición. Dos amigas de la infancia se reencuentran. Dos caracteres diversos, opuestos, charlan, se comunican desde diferentes fronteras urbanas...





























El espectador asiste a escenas en que la intimidad de los personajes queda al desnudo.





























Y se ve sacudido por violentas ráfagas de color, que acompañan el desgranarse de lo trivial, indicador de la esencia interior. No pasa nada, sólo el descubrimiento de la lucidez de los pequeños momentos cotidianos, del buen rollo...





























Se suceden escenas que muestran al mismo tiempo qué cerca y qué lejos estamos unos de otros en este mundo moderno despersonalizado de identidades seriadas, de modelos que imitar, en el que cada persona debe luchar por sentirse alguien singular sin conseguirlo, aun siendo evidentemente, radicalmente diferente a los demás...

















Un gran aplauso para esta reflexión de las dos protagonistas y su equipo técnico sobre el espejo que el teatro nos devuelve de lo que vivimos en este mundo. 

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